EL CASTILLO Y SU HISTORIA

"Sobre la cumbre del Cerro de Santa Catalina se alzó ya en el s. IX una antigua alcazaba..."

Historia

El Castillo de Santa Catalina se alza sobre uno de los parajes más espectaculares de la provincia de Jaén, el Cerro de Santa Catalina, desde el cual se puede divisar prácticamente todo el territorio provincial: al norte y al oeste la campiña y Sierra Morena, un territorio fértil surcado por el valle del río Guadalquivir, un lugar repleto de olivos; al sur se extiende la Sierra Sur de Jaén y los parques periurbanos Santa Catalina y Monte la Sierra; y al este Sierra Mágina, un territorio vinculado durante siglos a la frontera del Reino de Granada.

Dominando el cerro, el Castillo tiene un increíble recinto amurallado defendido por seis torres. A través de su visita se puede conocer la historia de la ciudad de Jaén, desde sus orígenes hasta la actualidad, y su vinculación con el territorio.

Primeras construcciones y época musulmana

Los primeros pobladores del cerro de Santa Catalina fueron los íberos (allá por el siglo IV a.C.) que construyeron en la falda del castillo un oppidum (poblado amurallado) del cual aún se conservan restos arqueológicos. Romanos y después árabes, reaprovecharon parte de estas antiguas estructuras para realizar sus fortificaciones.

La primera fortificación propiamente dicha que se construye en el cerro tras la etapa ibérica la llevarán a cabo los musulmanes durante los siglos VIII y IX, período en el que se construirá una alcazaba a media ladera. Esta alcazaba con funciones administrativas y defensivas fue sustituida con la construcción de un gran alcázar defensivo en la cumbre del cerro a partir del siglo X.

Época cristiana

Tras la conquista de la ciudad por parte de los cristianos se repararán las murallas islámicas, iniciando Fernando III la construcción de una nueva fortaleza sobre la parte más alta del antiguo alcázar musulmán. Esta fortaleza, más pequeña pero defensivamente mas potente, será conocida por los cristianos como Alcázar Nuevo. Las obras de esta nueva fortificación se iniciarán a mediados del siglo XIII continuándose su construcción durante los reinados de Alfonso X y Fernando IV. Así, durante toda la etapa medieval cristiana coexistirán en la cumbre del cerro tres fortificaciones: El Alcázar Nuevo, el conocido como Alcázar Viejo (con los restos de la antigua fortificación islámica) y un reducto amurallado también de época musulmana conocido como castillo de Abrehuí. Durante el siglo XV el Alcázar Nuevo o Castillo de Santa Catalina, se convertirá durante breves períodos de tiempo en residencia oficial del Condestable de Castilla Miguel Lucas de Iranzo y su familia.

La Guerra de la Independencia

Durante esta etapa se producen los cambios más profundos que ha sufrido la fortaleza a lo largo de su historia. Estos, concretamente, se produjeron  en el período comprendido entre enero de 1810 y septiembre de 1812 cuando el ejército napoleónico convierte la fortaleza de Jaén en la mayor y más importante base del ejército francés del Alto Guadalquivir. Para ello se acometieron multitud de obras de acondicionamiento con nuevos edificios, y alterando en muchos casos las estructuras anteriores. Al retirarse las tropas francesas de Jaén volaron gran parte de las construcciones, dejando seriamente dañadas algunas partes de la fortaleza.

Actualidad

Tras la retirada francesa, fueron varios los intentos a principios del siglo XX de recuperar parte de su antiguo esplendor. A partir de la segunda mitad del siglo XX se inició la construcción de un parador de turismo en los terrenos ocupados por los restos del Alcázar Viejo islámico y a finales del siglo XX y hasta la actualidad se han llevado a cabo obras de restauración, de estudio arqueológico y de acondicionamiento para uso turístico y cultural del Castillo de Santa Catalina.